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Y le dije:

—¿A dónde vas?

Él me respondió:

—A medir a Jerusalén, para ver cuánta es su anchura y cuánta su longitud.

Mientras se iba aquel ángel que hablaba conmigo, otro ángel le salió al encuentro y le dijo: «Corre, háblale a este joven y dile:

»“A causa de la multitud de hombres y de ganado que habitará en medio de ella,
Jerusalén no tendrá muros.

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