Y si alguien pregunta: “¿Por qué tienes esas heridas en las manos?”, él responderá: “Son las heridas que me hicieron en casa de mis amigos”.

El pastor herido, las ovejas dispersas

»¡Despierta, espada, contra mi pastor,
    contra mi compañero!»,
    afirma el Señor de los Ejércitos.
«Hiere al pastor
    para que se dispersen las ovejas
    y vuelva yo mi mano contra los pequeños.
Y en todo el país», afirma el Señor,
«las dos terceras partes
    serán abatidas y perecerán;
solo una tercera parte quedará con vida.

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