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Requisitos de ancianos y obispos

Por esta causa te dejé en Creta, para que corrigieses lo deficiente, y establecieses ancianos en cada ciudad, así como yo te mandé; el que fuere irreprensible, marido de una sola mujer, y tenga hijos creyentes que no estén acusados de disolución ni de rebeldía. Porque es necesario que el obispo sea irreprensible, como administrador de Dios; no soberbio, no iracundo, no dado al vino, no pendenciero, no codicioso de ganancias deshonestas, sino hospedador, amante de lo bueno, sobrio, justo, santo, dueño de sí mismo, retenedor de la palabra fiel tal como ha sido enseñada, para que también pueda exhortar con sana enseñanza y convencer a los que contradicen.(A)

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Requisitos para ancianos y obispos

Por esta causa te dejé en Creta(A), para que pusieras en orden lo que queda, y designaras(B) ancianos en cada ciudad como te mandé(C), esto es, si alguno es irreprensible(D), marido de una sola mujer(E), que tenga hijos creyentes, no acusados de disolución(F) ni de rebeldía(G). Porque el obispo[a] debe ser irreprensible(H) como administrador de Dios(I), no obstinado(J), no iracundo, no dado a la bebida[b](K), no pendenciero, no amante de ganancias deshonestas(L), sino hospitalario(M), amante de lo bueno(N), prudente, justo, santo, dueño de sí mismo, reteniendo la palabra fiel(O) que es conforme a la enseñanza, para que sea capaz también de exhortar con sana doctrina(P) y refutar a los que contradicen.

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Footnotes

  1. Tito 1:7 O, supervisor
  2. Tito 1:7 Lit., al vino

Tarea de Tito en Creta

Te dejé en Creta para que pusieras en orden lo que quedaba por hacer y en cada pueblo nombraras[a] líderes de la iglesia, de acuerdo con las instrucciones que te di. El líder debe ser irreprensible, esposo de una sola mujer; sus hijos deben ser creyentes,[b] libres de sospecha de libertinaje o de desobediencia. El obispo tiene a su cargo la obra de Dios y por lo tanto, debe ser irreprensible: no arrogante, ni iracundo, ni borracho, ni violento, ni codicioso de ganancias mal habidas. Al contrario, debe ser hospitalario, amigo del bien, sensato, justo, santo y disciplinado. Debe apegarse a la palabra fiel, según la enseñanza que recibió, de modo que también pueda exhortar a otros con la sana doctrina y refutar a los que se opongan.

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Footnotes

  1. 1:5 nombraras. Alt. ordenaras.
  2. 1:6 creyentes. Alt. fieles.

Con los que presiden la comunidad

Cuando te dejé en la isla de Creta, lo hice para que arreglaras lo que quedaba por arreglar y para que, en cada pueblo, nombraras ancianos de la iglesia, de acuerdo con lo que yo te encargué. Un anciano debe llevar una vida irreprochable. Debe ser esposo de una sola mujer, y sus hijos deben ser creyentes y no estar acusados de mala conducta o de ser rebeldes. Pues el que preside la comunidad está encargado de las cosas de Dios, y por eso es necesario que lleve una vida irreprochable. No debe ser terco, ni de mal genio; no debe ser borracho, ni amigo de peleas, ni desear ganancias mal habidas. Al contrario, siempre debe estar dispuesto a hospedar gente en su casa, y debe ser un hombre de bien, de buen juicio, justo, santo y disciplinado. Debe apegarse al verdadero mensaje que se le enseñó, para que también pueda animar a otros con la sana enseñanza y convencer a los que contradicen.

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Lo que Tito debía hacer en Creta

Te dejé en la isla de Creta para que resolvieras los problemas pendientes, y para que nombraras líderes en las iglesias de cada pueblo. Tal y como te dije, un líder de la iglesia debe ser alguien al que no se le pueda acusar de nada malo. Debe ser esposo de una sola mujer, y sus hijos deben creer en Jesucristo, portarse bien y ser obedientes. Dios les ha encargado a los líderes de la iglesia que vigilen el trabajo de todos, para que todo se haga bien. Por eso, no deben ser tiranos, ni enojarse con facilidad ni emborracharse. Tampoco deben ser violentos, ni tramposos en sus negocios. Al contrario, deben hacer siempre lo bueno, y recibir con gusto en su casa a quienes los visiten. Deben pensar bien las cosas antes de hacerlas, y ser justos, santos y disciplinados en todo. No deberán creer otro mensaje que no sea el verdadero mensaje recibido de Dios, y mucho menos enseñarlo. Así podrán animar a otros por medio de la buena enseñanza, y convencer a los que se oponen a ella.

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