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Los arrogantes no se presentarán ante tus ojos;
aborreces a los que obran iniquidad.
Destruirás a los que hablan mentira;
al hombre sanguinario y engañador abomina el SEÑOR.
Pero yo, por la abundancia de tu gracia, entraré en tu casa
y en tu temor me postraré hacia
tu santo templo.

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