Add parallel Print Page Options

Pues no reconocen las acciones del Señor
ni tampoco la obra de sus manos,
¡que él los derribe
y no vuelva a levantarlos!
Bendito sea el Señor
que escucha mi grito de súplica.
El Señor es mi fortaleza y mi escudo,
en él mi corazón confía.
Me ha socorrido y estoy alegre,
con mis cantos le doy gracias.

Read full chapter