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Olvida, SEÑOR, los pecados
    que cometí en mi juventud cuando fui un rebelde.
Muéstrame tu bondad,
    recuérdame con fiel amor.

El SEÑOR es bueno y justo.
    Por eso les enseña a los pecadores el camino correcto.
Él guía a los humildes por el buen camino;
    les enseña a vivir a su manera.

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