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El fiel amor de Dios

Al director. Al servidor del SEÑOR. A David.

En lo profundo de su corazón
    el pecado convence al perverso de hacer el mal;
no le teme a Dios
    ni lo respeta.
Se mienten a sí mismos;
    no ven sus faltas,
    y por eso no se sienten mal por lo que hacen.
Sus palabras son sólo maldad y traición;
    han dejado de obrar con sensatez y de hacer el bien.
Cuando se van a dormir,
    planean el mal que van a hacer.
Al otro día se levantan dispuestos a hacer el mal
    y no cesan de hacerlo.

SEÑOR, tu fiel amor llega hasta el cielo,
    tu fidelidad hasta las nubes.
Tu justicia es como las montañas más altas
    y tus sentencias más profundas como el amplio océano.
Tú, SEÑOR, eres quien protege a los seres humanos y a los animales.
    No hay nada más precioso que tu fiel amor.
Los seres humanos buscan protección
    bajo tus alas.
Se alegran con todo lo bueno que hay en tu casa,
    y les permites beber de tu río de placeres.
Tú eres fuente de vida
    y vemos la luz porque tú nos iluminas.

10 Muestra tu fiel amor a los que te conocen
    y tu justicia a los honestos.
11 SEÑOR, no me dejes caer en la trampa de gente arrogante,
    ni permitas que me hagan salir huyendo.

12 Desde aquí puedo ver que han caído los perversos.
    Quedaron aplastados y no se levantarán más.

[a]

Footnotes

  1. Salmo 37 El texto de este Salmo en hebreo es un poema acróstico, o sea que sigue el orden de las letras del alfabeto.

La misericordia de Dios

Al músico principal. Salmo de David, siervo de Jehová.

36 La iniquidad del impío me dice al corazón:

No hay temor de Dios delante de sus ojos.(A)

Se lisonjea, por tanto, en sus propios ojos,

De que su iniquidad no será hallada y aborrecida.

Las palabras de su boca son iniquidad y fraude;

Ha dejado de ser cuerdo y de hacer el bien.

Medita maldad sobre su cama;

Está en camino no bueno,

El mal no aborrece.

Jehová, hasta los cielos llega tu misericordia,

Y tu fidelidad alcanza hasta las nubes.

Tu justicia es como los montes de Dios,

Tus juicios, abismo grande.

Oh Jehová, al hombre y al animal conservas.

¡Cuán preciosa, oh Dios, es tu misericordia!

Por eso los hijos de los hombres se amparan bajo la sombra de tus alas.

Serán completamente saciados de la grosura de tu casa,

Y tú los abrevarás del torrente de tus delicias.

Porque contigo está el manantial de la vida;

En tu luz veremos la luz.

10 Extiende tu misericordia a los que te conocen,

Y tu justicia a los rectos de corazón.

11 No venga pie de soberbia contra mí,

Y mano de impíos no me mueva.

12 Allí cayeron los hacedores de iniquidad;

Fueron derribados, y no podrán levantarse.

Al director musical. De David, el siervo del Señor.

36 El pecado habla al malvado
    en lo profundo de su corazón.
No hay temor de Dios
    delante de sus ojos.

Cree que merece alabanzas,
    al punto de no hallar aborrecible su propio pecado.
Sus palabras son malvadas y engañosas;
    ha perdido el buen juicio
    y la capacidad de hacer el bien.
Aun en su lecho trama hacer iniquidad;
    se aferra a su mal camino
    y no rechaza la maldad.

Tu amor, Señor, llega hasta los cielos;
    tu fidelidad alcanza las nubes.
Tu justicia es como las altas montañas;[a]
    tus juicios, tan profundos como el mar.
    Tú, Señor, cuidas de hombres y animales;
¡cuán precioso, oh Dios, es tu gran amor!
    Todo ser humano halla refugio
    a la sombra de tus alas.
Se sacian de la abundancia de tu casa;
    les das a beber en el río de tus delicias.
Porque en ti está la fuente de la vida
    y en tu luz podemos ver la luz.

10 Extiende tu amor a los que te conocen
    y tu justicia a los de corazón sincero.
11 Que no me aplaste el pie del orgulloso
    ni me desarraigue la mano del impío.
12 Vean cómo fracasan los malvados:
    ¡fueron derribados y no pueden levantarse!

Footnotes

  1. 36:6 las altas montañas. Alt. las montañas de Dios.