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El pueblo de Dios

Canción de David.

Bendito sea el SEÑOR, mi Roca;
    él me adiestra para la batalla
    y me prepara para la guerra.
Él es mi Dios fiel y amoroso;
    mi fortaleza y mi refugio;
mi libertador y mi escudo, en quien busco protección.
    Él es quien pone a los pueblos bajo mi mando.

SEÑOR, ¿qué es el ser humano para que lo tengas presente?
    ¿Qué es el hijo del hombre para que pienses en él?
El ser humano es como un suspiro,
    su vida es como una sombra que desaparece rápidamente.

SEÑOR, abre los cielos y baja a la tierra.
    Ven, toca las montañas para que echen humo.
Envía relámpagos y dispérsalos;
    lanza tus flechas y hazlos salir de aquí.
Extiende tu mano desde el cielo
    y rescátame de las aguas turbulentas;
    Líbrame del poder de gente extraña,
de los que abren su boca para mentir,
    y levantan su mano derecha para jurar en falso.

Dios mío, te cantaré una canción nueva;
    voy a entonarte canciones de alabanza con el arpa de diez cuerdas.
10 Tú eres el que salva a los reyes
    y libras a tu siervo David de las armas de sus enemigos.
11 Libérame y rescátame de esta gente extraña
    que miente y habla mal de mí.
    Levantan su mano derecha para jurar en falso.

12 Que nuestros hijos sean como árboles
    fuertes en su juventud.
Que nuestras hijas sean como columnas
    labradas que adornan un palacio.
13 Que nuestras despensas estén llenas de toda clase de alimentos.
    Que haya miles de ovejas en nuestros campos.
14 Que las vacas estén grandes con cría.
    Que no pase ningún enemigo por nuestras puertas;
ni se lleve a nuestra gente del país.
    Que no haya gritos de dolor por las calles.

15 Qué afortunado el pueblo que vive así;
    qué afortunado el pueblo cuyo Dios es el SEÑOR.

Oración pidiendo socorro y prosperidad

Salmo de David.

144 Bendito sea Jehová, mi roca,

Quien adiestra mis manos para la batalla,

Y mis dedos para la guerra;

Misericordia mía y mi castillo,

Fortaleza mía y mi libertador,

Escudo mío, en quien he confiado;

El que sujeta a mi pueblo debajo de mí.

Oh Jehová, ¿qué es el hombre, para que en él pienses,

O el hijo de hombre, para que lo estimes?(A)

El hombre es semejante a la vanidad;

Sus días son como la sombra que pasa.

Oh Jehová, inclina tus cielos y desciende;

Toca los montes, y humeen.

Despide relámpagos y disípalos,

Envía tus saetas y túrbalos.

Envía tu mano desde lo alto;

Redímeme, y sácame de las muchas aguas,

De la mano de los hombres extraños,

Cuya boca habla vanidad,

Y cuya diestra es diestra de mentira.

Oh Dios, a ti cantaré cántico nuevo;

Con salterio, con decacordio cantaré a ti.

10 Tú, el que da victoria a los reyes,

El que rescata de maligna espada a David su siervo.

11 Rescátame, y líbrame de la mano de los hombres extraños,

Cuya boca habla vanidad,

Y cuya diestra es diestra de mentira.

12 Sean nuestros hijos como plantas crecidas en su juventud,

Nuestras hijas como esquinas labradas como las de un palacio;

13 Nuestros graneros llenos, provistos de toda suerte de grano;

Nuestros ganados, que se multipliquen a millares y decenas de millares en nuestros campos;

14 Nuestros bueyes estén fuertes para el trabajo;

No tengamos asalto, ni que hacer salida,

Ni grito de alarma en nuestras plazas.

15 Bienaventurado el pueblo que tiene esto;

Bienaventurado el pueblo cuyo Dios es Jehová.

Salmo de David.

144 Bendito sea el Señor, mi Roca,
    que adiestra mis manos para la guerra,
    mis dedos para la batalla.
Él es mi Dios amoroso, mi amparo,
    mi más alto escondite, mi libertador,
mi escudo, en quien me refugio.
    Él es quien pone los pueblos[a] a mis pies.

Señor, ¿qué es el ser humano para que lo cuides?
    ¿Qué es el simple mortal para que en él pienses?
Todo ser humano es como un suspiro;
    sus días son fugaces como una sombra.

Abre tus cielos, Señor, y desciende;
    toca los montes y haz que echen humo.
Lanza relámpagos y dispersa al enemigo;
    dispara tus flechas y confúndelos.
Extiende tu mano desde las alturas
    y sálvame de las aguas tumultuosas;
    líbrame del poder de gente extraña.
Cuando abren la boca, dicen mentiras;
    cuando levantan su diestra, juran con falsedad.[b]

Te cantaré, oh Dios, un cántico nuevo;
    con la lira de diez cuerdas te cantaré salmos.
10 Tú das la victoria a los reyes;
    a tu siervo David lo libras de la espada mortal.

11 Ponme a salvo,
    líbrame del poder de gente extraña.
Cuando abren la boca, dicen mentiras;
    cuando levantan su diestra, juran con falsedad.

12 Que nuestros hijos, en su juventud,
    crezcan como plantas frondosas;
que sean nuestras hijas como columnas esculpidas
    para adornar un palacio.
13 Que nuestros graneros se llenen
    con provisiones de toda especie.
Que nuestros rebaños aumenten por millares,
    por decenas de millares en nuestros campos.
14 Que nuestros bueyes arrastren cargas pesadas;[c]
    que no haya brechas ni salidas,
    ni gritos de angustia en nuestras calles.
15 ¡Dichoso el pueblo que recibe todo esto!
    ¡Dichoso el pueblo cuyo Dios es el Señor!

Footnotes

  1. 144:2 los pueblos (Targum, Vulgata, Siríaca, Aquila y varios mss. hebreos); mi pueblo (TM).
  2. 144:8 cuando … con falsedad. Lit. su diestra es diestra de engaño; también en v. 11.
  3. 144:14 Que nuestros … cargas pesadas. Alt. Que nuestros capitanes sean establecidos firmemente.