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11 Ahora pues, no temas, hija mía. Yo haré por ti todo lo que tú digas, pues todos en mi ciudad saben que tú eres una mujer virtuosa. 12 Ahora bien, aunque es cierto que yo soy pariente redentor, hay otro pariente redentor más cercano que yo. 13 Pasa la noche y cuando sea de día, si él te redime, está bien; que te redima. Pero si él no te quiere redimir, ¡vive el SEÑOR, que yo te redimiré! Acuéstate hasta la mañana.

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