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40 a fin de que sirva de recordatorio al pueblo de Israel de que ninguna persona no autorizada, esto es, que no sea descendiente de Aarón; puede venir delante del Señor a quemar el incienso; porque le ocurrirá lo mismo que le pasó a Coré y sus aliados.

Estas órdenes del Señor dadas a Moisés fueron cumplidas al pie de la letra.

Aarón intercede por el pueblo

41 Pero a la mañana siguiente, todo el pueblo comenzó a murmurar contra Moisés y Aarón diciendo:

―Tú has dado muerte al pueblo de el Señor.

42 No tardó en formarse un gran tumulto. Pero repentinamente, mientras se dirigían hacia el santuario, la nube se apareció y se vio la gran gloria del Señor.

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