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Pero la congregación se puso en contra de Moisés y Aarón porque no había agua, y todos hablaron contra Moisés. Dijeron:

«¡Cómo quisiéramos haber muerto cuando murieron nuestros hermanos delante del Señor! ¿Para qué trajiste a la congregación del Señor a este desierto? ¿Para que muramos aquí nosotros y nuestras bestias? ¿Por qué nos sacaste de Egipto y nos trajiste a un lugar tan horrible? La tierra no es cultivable, y no hay higueras, ni viñas ni granadas; ¡ni siquiera hay agua para beber!»

Moisés y Aarón se apartaron de la congregación y se dirigieron a la entrada del tabernáculo de reunión. Allí se postraron sobre sus rostros, y la gloria del Señor se manifestó sobre ellos. Y el Señor habló con Moisés, y le dijo:

«Toma la vara, y tú y tu hermano Aarón reúnan a la congregación, y a la vista de todos ellos díganle a la peña que les dé agua. Así sacarás agua de la peña, y les darás de beber a la congregación y a sus bestias.»

Moisés tomó la vara que estaba delante del Señor, e hizo lo que el Señor le ordenó. 10 Moisés y Aarón reunieron a la congregación delante de la peña, y Moisés les dijo:

«¡Óiganme ahora, rebeldes! ¿Acaso tendremos que sacar agua de esta peña?»

11 Y dicho esto, levantó su mano y, con su vara, golpeó la peña dos veces. Al instante, brotó agua en abundancia, y bebieron la congregación y sus bestias. 12 Pero el Señor les dijo a Moisés y a Aarón:

«Puesto que ustedes no creyeron en mí, ni me santificaron delante de los hijos de Israel, no llevarán a esta congregación a la tierra que les he dado.»

13 Éstas son las llamadas «Aguas de la rencilla,»[a] pues por ellas contendieron los hijos de Israel con el Señor, y él se santificó en ellos.(A)

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Footnotes

  1. Números 20:13 Heb. Meriba.