Add parallel Print Page Options

—En nombre de nuestro parentesco, les ruego que convenzan a la gente de Siquem de que es mejor que los gobierne un solo hombre, y no todos los setenta hijos de Jerubaal.

Y como Abimélec era pariente de ellos, se pusieron de parte suya y fueron a convencer a los de Siquem para que lo siguieran. Además, tomaron setenta monedas de plata del templo de Baal-berit y se las dieron a Abimélec. Con ese dinero, Abimélec alquiló unos matones para que lo siguieran. Aquellos hombres fueron con él

Read full chapter