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19 Él, por su parte, se volvió desde el lugar llamado Los Ídolos, en la región de Guilgal, y dijo:

— Tengo un mensaje secreto para ti, ¡oh rey!

El rey ordenó:

— ¡Que nos dejen solos!

Y salieron de su presencia todos los que estaban con él. 20 Ejud se le acercó. El rey estaba sentado tomando el fresco en su galería particular. Ejud le dijo:

— Tengo una palabra de Dios para ti.

El rey se levantó de su silla, 21 momento en que Ejud agarró con su mano izquierda el puñal que llevaba en su muslo derecho y se lo hundió en la barriga.

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