Add parallel Print Page Options

Él fue allí con un grupo de soldados romanos y guardias del templo, enviados por los jefes de los sacerdotes y los fariseos. Llevaban lámparas, antorchas y armas.

Entonces Jesús, como ya sabía lo que le iba a suceder, salió y les dijo:

—¿A quién buscan?

Ellos le respondieron:

—A Jesús de Nazaret.

Él les dijo:

—Yo soy.[a]

El traidor Judas ya estaba con ellos. Cuando les dijo: «Yo soy», se echaron para atrás y se cayeron. Entonces de nuevo Jesús les preguntó:

—¿A quién están buscando?

Dijeron:

—A Jesús de Nazaret.

Jesús contestó:

—Ya les dije que yo soy. Así que si me están buscando, dejen ir a estos hombres.

Él dijo esto para que se cumpliera lo que había dicho: «No he perdido a ninguno de los que me diste». 10 Entonces Simón Pedro sacó la espada que tenía y le cortó la oreja derecha al siervo del sumo sacerdote, uno llamado Malco. 11 Jesús le dijo a Pedro:

—Coloca la espada en su lugar. ¿Acaso no debo beber de la copa[b] que el Padre me dio?

Read full chapter

Footnotes

  1. 18:5 Yo soy El significado de esta frase aquí puede ser el mismo que tiene en 8:24, 28, 58; 13:19. También en el versículo 8.
  2. 18:11 copa Jesús está hablando del sufrimiento por el que iba a pasar.

Judas, pues, tomando una compañía de soldados, y alguaciles de los principales sacerdotes y de los fariseos, fue allí con linternas y antorchas, y con armas. Pero Jesús, sabiendo todas las cosas que le habían de sobrevenir, se adelantó y les dijo: ¿A quién buscáis? Le respondieron: A Jesús nazareno. Jesús les dijo: Yo soy. Y estaba también con ellos Judas, el que le entregaba. Cuando les dijo: Yo soy, retrocedieron, y cayeron a tierra. Volvió, pues, a preguntarles: ¿A quién buscáis? Y ellos dijeron: A Jesús nazareno. Respondió Jesús: Os he dicho que yo soy; pues si me buscáis a mí, dejad ir a estos; para que se cumpliese aquello que había dicho: De los que me diste, no perdí ninguno. 10 Entonces Simón Pedro, que tenía una espada, la desenvainó, e hirió al siervo del sumo sacerdote, y le cortó la oreja derecha. Y el siervo se llamaba Malco. 11 Jesús entonces dijo a Pedro: Mete tu espada en la vaina; la copa(A) que el Padre me ha dado, ¿no la he de beber?

Read full chapter