Add parallel Print Page Options

30 »¡Ahora resulta que soy
la burla de unos chiquillos!
¡Yo ni a sus padres les confiaría
el trabajo de mis perros ovejeros!
¡Con ellos como empleados,
me hubiera quedado pobre!
¡Toda la noche la pasan
en los lugares más apartados,
sufriendo de hambre y dolor!
¡Andan entre los matorrales,
juntando hierbas amargas
y comiendo sólo raíces!
Nadie en el pueblo los quiere,
pues los acusan de ladrones.
Por eso tienen que vivir
en el lecho de arroyos secos,
en cuevas y entre las rocas;
andan entre los matorrales,
rebuznando como burros.
Son gente de mala fama;
¡por eso los echaron del país!

»¡Ahora resulta que soy
la burla de esos chiquillos!
10 ¡Me escupen en la cara,
y con asco se apartan de mí!
11 Ahora que Dios me humilló,
y me encuentro indefenso,
descaradamente me ofenden.
12 Estos bandidos me atacan
por el lado derecho;
me rodean como un ejército,
y me hacen retroceder.
13 Sin ayuda de nadie
me cierran el paso,
pues me quieren destruir.
14 Me atacan como un ejército
cuando ha conquistado una ciudad
y avanza entre los escombros.
15 Estoy temblando de miedo,
mi dignidad se va perdiendo;
he perdido la esperanza de triunfar.

16 »Ya la vida se me escapa;
los días de aflicción me aplastan.
17 No tiene fin el dolor
que sufro por las noches;
18 me oprime y me ahoga,
como soga al cuello;
19 me convierte en ceniza
y me deja caer en el fango.

20 »Dios mío, yo te llamo,
pero tú no me respondes;
me presento ante ti,
y tú apenas me miras.
21 Eres muy cruel conmigo;
me golpeas con tu brazo poderoso,
22 me levantas con el viento,
y me lanzas a la tormenta,
23 y un día me arrojarás a la tumba,
que es nuestro destino final.

24 »Yo nunca le negué ayuda
a quien me la pidió.
25 Al contrario,
he llorado con los que sufren,
y me he dolido con los pobres.
26 Pero vinieron los días malos
cuando esperaba mejores tiempos;
llegaron los días de sombras
cuando esperaba la luz.
27 Todo el tiempo estoy inquieto;
me enfrento a días de aflicción.
28 Estoy triste, como un día nublado,
pues pido ayuda a mi gente
y los jefes no me la dan.
29 Las lechuzas y los chacales
son mis amigos y mis hermanos.
30 La piel se me pudre
y se me cae a pedazos;
estoy ardiendo en fiebre.
31 De mi arpa y de mi flauta
brotan notas de tristeza.

Job lamenta su desdicha actual

30 Pero ahora se ríen de mí los más jóvenes que yo,

A cuyos padres yo desdeñara poner con los perros de mi ganado.

¿Y de qué me serviría ni aun la fuerza de sus manos?

No tienen fuerza alguna.

Por causa de la pobreza y del hambre andaban solos;

Huían a la soledad, a lugar tenebroso, asolado y desierto.

Recogían malvas entre los arbustos,

Y raíces de enebro para calentarse.

Eran arrojados de entre las gentes,

Y todos les daban grita como tras el ladrón.

Habitaban en las barrancas de los arroyos,

En las cavernas de la tierra, y en las rocas.

Bramaban entre las matas,

Y se reunían debajo de los espinos.

Hijos de viles, y hombres sin nombre,

Más bajos que la misma tierra.

Y ahora yo soy objeto de su burla,

Y les sirvo de refrán.

10 Me abominan, se alejan de mí,

Y aun de mi rostro no detuvieron su saliva.

11 Porque Dios desató su cuerda, y me afligió,

Por eso se desenfrenaron delante de mi rostro.

12 A la mano derecha se levantó el populacho;

Empujaron mis pies,

Y prepararon contra mí caminos de perdición.

13 Mi senda desbarataron,

Se aprovecharon de mi quebrantamiento,

Y contra ellos no hubo ayudador.

14 Vinieron como por portillo ancho,

Se revolvieron sobre mi calamidad.

15 Se han revuelto turbaciones sobre mí;

Combatieron como viento mi honor,

Y mi prosperidad pasó como nube.

16 Y ahora mi alma está derramada en mí;

Días de aflicción se apoderan de mí.

17 La noche taladra mis huesos,

Y los dolores que me roen no reposan.

18 La violencia deforma mi vestidura; me ciñe como el cuello de mi túnica.

19 Él me derribó en el lodo,

Y soy semejante al polvo y a la ceniza.

20 Clamo a ti, y no me oyes;

Me presento, y no me atiendes.

21 Te has vuelto cruel para mí;

Con el poder de tu mano me persigues.

22 Me alzaste sobre el viento, me hiciste cabalgar en él,

Y disolviste mi sustancia.

23 Porque yo sé que me conduces a la muerte,

Y a la casa determinada a todo viviente.

24 Mas él no extenderá la mano contra el sepulcro;

¿Clamarán los sepultados cuando él los quebrantare?

25 ¿No lloré yo al afligido?

Y mi alma, ¿no se entristeció sobre el menesteroso?

26 Cuando esperaba yo el bien, entonces vino el mal;

Y cuando esperaba luz, vino la oscuridad.

27 Mis entrañas se agitan, y no reposan;

Días de aflicción me han sobrecogido.

28 Ando ennegrecido, y no por el sol;

Me he levantado en la congregación, y clamado.

29 He venido a ser hermano de chacales,

Y compañero de avestruces.

30 Mi piel se ha ennegrecido y se me cae,

Y mis huesos arden de calor.

31 Se ha cambiado mi arpa en luto,

Y mi flauta en voz de lamentadores.

30 »¡Y ahora resulta que de mí se burlan
    jovencitos a cuyos padres no habría puesto
    ni con mis perros ovejeros!
¿De qué me habría servido la fuerza de sus manos,
    si no tenían ya fuerza para nada?
Retorciéndose de hambre y de necesidad,
    rondaban[a] en la noche por tierras desoladas,
    por páramos deshabitados.
En los matorrales arrancaban hierbas amargas
    y comían[b] raíces de retama.
Habían sido excluidos de la comunidad,
    acusados a gritos como ladrones.
Se vieron obligados a vivir
    en el lecho de los arroyos secos,
    entre las grietas y en las cuevas.
Bramaban entre los matorrales,
    se amontonaban entre la maleza.
Gente vil, generación infame,
    fueron expulsados de la tierra.

»¡Y ahora resulta que soy tema de sus parodias!
    ¡Me he vuelto su hazmerreír!
10 Les doy asco y se alejan de mí;
    no vacilan en escupirme en la cara.
11 Ahora que Dios me ha humillado por completo,
    no se refrenan en mi presencia.
12 A mi derecha, me ataca el populacho;[c]
    tienden trampas a mis pies
    y levantan rampas de asalto para atacarme.
13 Han irrumpido en mi camino;
    sin ayuda de nadie han logrado destruirme.[d]
14 Avanzan como a través de una ancha brecha;
    irrumpen entre las ruinas.
15 El terror me ha sobrecogido;
    mi dignidad se esfuma como el viento,
    ¡mi salvación se desvanece como las nubes!

16 »Y ahora la vida se me escapa;
    me oprimen los días de sufrimiento.
17 La noche me taladra los huesos;
    el dolor que me corroe no tiene fin.
18 Como con un manto, Dios me envuelve con su poder;
    me ahoga como el cuello de mi ropa.
19 Me arroja con fuerza en el fango
    y me reduce a polvo y ceniza.

20 »A ti clamo, Dios, pero no me respondes;
    me hago presente, pero tú apenas me miras.
21 Implacable, te vuelves contra mí;
    con el poder de tu brazo me atacas.
22 Me arrebatas, me lanzas al[e] viento;
    me arrojas al ojo de la tormenta.
23 Sé muy bien que me llevas a la muerte,
    a la morada final de todos los vivientes.

24 »Pero nadie golpea al que está derrotado,
    al que en su angustia reclama auxilio.
25 ¿Acaso no he llorado por los que sufren?
    ¿No me he condolido por los pobres?
26 Cuando esperaba lo bueno, vino lo malo;
    cuando buscaba la luz, vinieron las sombras.
27 No cesa la agitación que me invade;
    me enfrento a días de sufrimiento.
28 Ando apesadumbrado, pero no a causa del sol;
    me presento en la asamblea y pido ayuda.
29 He llegado a ser hermano de los chacales,
    compañero de los avestruces.
30 La piel se me ha requemado y se me cae;
    el cuerpo me arde por la fiebre.
31 El tono de mi arpa es de lamento;
    el son de mi flauta es de tristeza.

Footnotes

  1. 30:3 rondaban. Alt. roían.
  2. 30:4 comían. Alt. se calentaban con.
  3. 30:12 populacho. Palabra de difícil traducción.
  4. 30:13 sin ayuda … destruirme. Alt. han logrado destruirme, y dicen: “Nadie puede ayudarlo”.
  5. 30:22 me lanzas al. Lit. me haces cabalgar sobre el.