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Segunda respuesta de Job a Sofar

21 Cuando Sofar terminó de hablar, Job le respondió:

«Escuchen con atención lo que voy a decir;
concédanme este pequeño consuelo.
Ténganme un poco de paciencia mientras hablo,
y cuando termine, atáquenme cuanto quieran.
¿Acaso me han oído quejarme de otro hombre?
¿Acaso no tengo derecho a sentirme angustiado?
¡Miren la piltrafa en que me he convertido!
¡Cúbranse la boca para no gritar de espanto!
Cuando pienso en esto, no puedo creerlo;
el horror estremece todo mi cuerpo.
¿Por qué prosperan los malvados,
Y llegan a viejos amasando fortunas?
Ven crecer a sus hijos, fuertes y robustos,
y se alegran también cuando nacen sus nietos.
Ningún mal amenaza sus mansiones,
porque Dios no les envía ningún mal.
10 Sus toros siempre fecundan a las vacas,
y éstas paren sin que sus crías se malogren.
11 Sus hijos retozan como corderitos,
saltan por el campo sin ningún temor.
12 Danzan al son de la lira y de los tambores;
saltan felices al son de la flauta.
13 Pasan la vida en gran prosperidad,
y sin sobresaltos bajan al sepulcro.
14 A Dios le dicen: “¡Apártate de nosotros!
¡No queremos saber nada de tus caminos!
15 Eres el Todopoderoso, pero no queremos servirte.
Nada ganamos con elevar a ti nuestros ruegos.”
16 ¡Y no saben que prosperar no está en sus manos!
¡Lejos esté de mí juntarme con esos malvados!

17 »¿Cuántas veces se ha apagado la luz de los impíos?
¿Cuándo les ha sobrevenido una desgracia?
¿Cuándo Dios, en su ira, los ha castigado?
18 ¿Acaso el viento los arrebata como paja,
o el torbellino se los lleva como tamo?
19 Dicen que “Dios tiene reservado para los hijos
el pago por la maldad que sus padres cometieron”,
¡pero son los padres los que merecen el castigo,
para que sepan y escarmienten!
20 Sería bueno verlos quebrantados y sufriendo,
y bebiendo el enojo del Señor.
21 Porque, si sabe que sus días están contados,
¿qué le puede importar lo que sufra su familia?

22 »Pero, ¿quién puede impartir a Dios sabiduría,
si es él quien juzga a los más encumbrados?
23 Hay quienes mueren en plena juventud,
llenos de salud, de vida y de felicidad,
24 disfrutando de abundancia de leche,
con su cuerpo rebosante de gordura.
25 Otros, en cambio, mueren llenos de amargura,
sin haber disfrutado de una buena comida.
26 Pero unos y otros bajarán al sepulcro,
en donde acabarán cubiertos de gusanos.

27 »Yo sé bien qué es lo que piensan de mí;
yo sé de sus planes para hacerme violencia.
28 Por eso dicen: “¿Dónde está la casa del magnate?
¿Qué pasó con la mansión de ese malvado?”
29 ¿Por qué no les preguntan a los que pasan?
¿Por qué no hacen caso de sus respuestas?
30 Al malvado no le afecta que Dios se enoje,
pues llegado el castigo siempre sale bien librado.
31 ¿Y quién puede echarle en cara sus decisiones?
¿Y quién le hara pagar por todo el mal que hizo?
32 Un día será llevado al sepulcro,
y sobre su tumba habrá vigilantes.
33 Los terrones del valle le sabrán a miel;
mucha gente irá tras el cortejo,
y muchos más le precederán.

34 »¡En vano intentan consolarme con palabras huecas!
¡Sus respuestas no son más que falacias!»

Job afirma que los malos prosperan

21 Entonces respondió Job, y dijo:

Oíd atentamente mi palabra,

Y sea esto el consuelo que me deis.

Toleradme, y yo hablaré;

Y después que haya hablado, escarneced.

¿Acaso me quejo yo de algún hombre?

¿Y por qué no se ha de angustiar mi espíritu?

Miradme, y espantaos,

Y poned la mano sobre la boca.

Aun yo mismo, cuando me acuerdo, me asombro,

Y el temblor estremece mi carne.

¿Por qué viven los impíos,

Y se envejecen, y aun crecen en riquezas?

Su descendencia se robustece a su vista,

Y sus renuevos están delante de sus ojos.

Sus casas están a salvo de temor,

Ni viene azote de Dios sobre ellos.

10 Sus toros engendran, y no fallan;

Paren sus vacas, y no malogran su cría.

11 Salen sus pequeñuelos como manada,

Y sus hijos andan saltando.

12 Al son de tamboril y de cítara saltan,

Y se regocijan al son de la flauta.

13 Pasan sus días en prosperidad,

Y en paz descienden al Seol.

14 Dicen, pues, a Dios: Apártate de nosotros,

Porque no queremos el conocimiento de tus caminos.

15 ¿Quién es el Todopoderoso, para que le sirvamos?

¿Y de qué nos aprovechará que oremos a él?

16 He aquí que su bien no está en mano de ellos;

El consejo de los impíos lejos esté de mí.

17 ¡Oh, cuántas veces la lámpara de los impíos es apagada,

Y viene sobre ellos su quebranto,

Y Dios en su ira les reparte dolores!

18 Serán como la paja delante del viento,

Y como el tamo que arrebata el torbellino.

19 Dios guardará para los hijos de ellos su violencia;

Le dará su pago, para que conozca.

20 Verán sus ojos su quebranto,

Y beberá de la ira del Todopoderoso.

21 Porque ¿qué deleite tendrá él de su casa después de sí,

Siendo cortado el número de sus meses?

22 ¿Enseñará alguien a Dios sabiduría,

Juzgando él a los que están elevados?

23 Este morirá en el vigor de su hermosura, todo quieto y pacífico;

24 Sus vasijas estarán llenas de leche,

Y sus huesos serán regados de tuétano.

25 Y este otro morirá en amargura de ánimo,

Y sin haber comido jamás con gusto.

26 Igualmente yacerán ellos en el polvo,

Y gusanos los cubrirán.

27 He aquí, yo conozco vuestros pensamientos,

Y las imaginaciones que contra mí forjáis.

28 Porque decís: ¿Qué hay de la casa del príncipe,

Y qué de la tienda de las moradas de los impíos?

29 ¿No habéis preguntado a los que pasan por los caminos,

Y no habéis conocido su respuesta,

30 Que el malo es preservado en el día de la destrucción?

Guardado será en el día de la ira.

31 ¿Quién le denunciará en su cara su camino?

Y de lo que él hizo, ¿quién le dará el pago?

32 Porque llevado será a los sepulcros,

Y sobre su túmulo estarán velando.

33 Los terrones del valle le serán dulces;

Tras de él será llevado todo hombre,

Y antes de él han ido innumerables.

34 ¿Cómo, pues, me consoláis en vano,

Viniendo a parar vuestras respuestas en falacia?