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33 Ya no se oyen gritos de contento
en los jardines de Moab.
El vino se ha acabado en los depósitos.
Ya no hay quien pise las uvas,
ya no hay más cantos de alegría.
34 La gente de Hesbón grita de dolor,
y sus gritos llegan hasta Elalé y Jahas,
y desde Sóar hasta Horonaim y Eglat-selisiya,
porque aun los manantiales de Nimrim están secos.

35 El Señor afirma:
«Yo destruiré a la gente de Moab
que sube a las colinas, a los santuarios paganos,
para ofrecer sacrificios e incienso a sus dioses.»

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