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31 »Por eso lloro y me angustio
por la gente de Moab y de Quir-heres.
32 Lloro también por ustedes,
los que viven en Sibmá,
pues se extendieron como un viñedo;
sus ramas llegaban hasta Jazer
y se extendían más allá del mar.
Pero llegó la destrucción
y acabó con tu cosecha.
33 Ya no hay fiesta ni alegría
en los fértiles campos de Moab;
ya no hay quien exprima uvas
ni quien prepare vino;
¡yo puse fin a esa alegría!

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