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Circuncidaos para el Señor, extirpad
el prepucio de vuestros corazones,
gente de Judá y de Jerusalén;
para que no estalle mi ira como fuego
y arda sin que nadie la extinga,
a causa de vuestras malas acciones.

Alarma ante el avance enemigo

Anunciadlo en Judá,
hacedlo saber en Jerusalén,
tocad la trompeta en el país;
proclamadlo, confirmadlo,
decid: “Juntémonos y entremos
en las ciudades fortificadas”.
Alzad la enseña hacia Sión;
en marcha, no os detengáis,
pues traigo una desgracia del norte,
acompañada de una gran calamidad.

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