Add parallel Print Page Options

Cada vez que abro la boca,
tengo que gritar:
“¡Ya viene el desastre!
¡Ha llegado la destrucción!”
No hay día que no me ofendan
por predicar tu mensaje.

»Hay días en que quisiera
no acordarme más de ti
ni anunciar más tus mensajes;
pero tus palabras
arden dentro de mí;
¡son un fuego
que me quema hasta los huesos!
He tratado de no hablar,
¡pero no me puedo quedar callado!

10 »La gente, en tono burlón, me grita:
“¡Hay terror por todas partes!”
También los oigo cuando dicen:
“¡Vamos a denunciarlo!”
Hasta mis mejores amigos
quieren que yo cometa un error;
buscan cómo ponerme una trampa
para derrotarme y vengarse de mí.

Read full chapter