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14 ¡Señor, sólo tú puedes sanarme, sólo tú puedes salvarme de todos los peligros, por eso toda la gratitud de mi corazón es sólo para ti!

15 Toda la gente se burla de mí diciendo: «¿Qué es esa palabra del Señor de la que hablas sin parar? Si tus amenazas proceden realmente de Dios, ¿por qué no se cumplen?».

16 Señor, no quiero que alguna terrible calamidad caiga sobre tu pueblo. Tuyo y no mío es el plan, tuyo y no mío es el mensaje que les doy. ¡No soy yo quien quiere su condena!

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