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Esto dice el SEÑOR: «No entres a una casa donde estén de luto ni a una casa donde se oigan lamentos. No llores por ellos porque a este pueblo le he quitado mi paz, mi fiel amor y mi compasión. Es la decisión del SEÑOR. Grandes y pequeños morirán en esta tierra. Nadie los enterrará ni llorará por ellos; nadie se herirá en el cuerpo ni se rapará la cabeza por ellos. Nadie ofrecerá una comida para consolar a los que lloran a sus muertos. Nadie les ofrecerá la copa del consuelo, ni siquiera si el que ha muerto es la mamá o el papá.

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