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luego lo adornan con oro y plata, y lo afirman con clavos y martillo para que no se mueva. Se quedan erguidos como una palmera, pero no hablan; ¡y tienen que ser llevados, porque no pueden andar! No tengan temor de ellos, porque no tienen ningún poder, ni para hacer mal ni para hacer bien.»

¡Nada hay semejante a ti, Señor!
¡Grande eres tú, y grande tu fama y poder!

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