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Entretanto, el ejército de Faraón había salido de Egipto(A), y cuando los caldeos que tenían sitiada a Jerusalén oyeron la noticia acerca de ellos, levantaron el sitio de Jerusalén(B).

Entonces vino la palabra del Señor al profeta Jeremías: «Así dice el Señor, Dios de Israel: “Así dirán al rey de Judá, que los envió a Mí para consultarme(C): ‘El ejército de Faraón que salió para ayudarles a ustedes, volverá a su tierra de Egipto(D). Y los caldeos volverán y pelearán contra esta ciudad, la capturarán y le prenderán fuego(E)’”. Así dice el Señor: “No se engañen(F), diciendo: ‘Ciertamente los caldeos se apartarán de nosotros’, porque no se apartarán. 10 Pues aunque ustedes hubieran derrotado a todo el ejército de los caldeos que peleaba contra ustedes, y solo quedaran heridos entre ellos(G), se levantaría cada uno en su tienda, y prenderían fuego a esta ciudad(H)”».

11 Y cuando el ejército de los caldeos levantó el sitio de Jerusalén por causa del ejército de Faraón,

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