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Anuncio de la invasión asiria

El Señor volvió a hablarme en estos términos:

— Este pueblo ha despreciado las aguas de Siloé, que corren mansas, y se ha alegrado ante el orgullo invasor de Rasín y del hijo de Remalías. Por eso, el Señor va a hacer que los aneguen las aguas del Éufrates, poderosas y caudalosas:

se saldrán de su cauce,
correrán inundando riberas,

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