Add parallel Print Page Options

y no den tregua a Dios hasta que reestablezca a Jerusalén y haga que se le respete y admire por toda la tierra. El Señor le juró solemnemente a Jerusalén: ¡Jamás volveré a entregarte en manos de tus enemigos, jamás volverán soldados extranjeros a arrebatarte el trigo y el vino! Tú lo cultivaste y tú te quedarás con él, y por ello alabarás a Dios. En los atrios del templo beberán el jugo de su vendimia.

Read full chapter