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»Que no diga el extranjero que me sigue: “El Señor me apartará totalmente de su pueblo”; ni diga tampoco el eunuco: “¡Miren! ¡Sólo soy un árbol seco!” Porque yo, el Señor, digo a los eunucos que observen mis días de reposo, y opten por hacer lo que yo quiero, y se aferren a mi pacto: En mi casa, y dentro de los muros de mi ciudad, los haré más famosos que si hubieran tenido hijos e hijas; les daré un nombre perpetuo, que jamás será olvidado.

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