Add parallel Print Page Options

Que no diga el extranjero
que se ha entregado al Señor:
“El Señor me excluye de su pueblo”;
y que no diga el eunuco:
“Aquí estoy, como árbol seco”.
Porque así dice el Señor:
A los eunucos que observan mis sábados,
que deciden cumplir mis deseos
y se aferran con fuerza a mi alianza,
les concedo en mi Templo y mi ciudad
un apellido memorable,
mejor que hijos e hijas;
les daré un renombre perpetuo,
que nadie podrá destruir.

Read full chapter