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»Fue maltratado y humillado,
pero nunca se quejó.
Se quedó completamente callado,
como las ovejas cuando les cortan la lana;
y como cordero llevado al matadero,
ni siquiera abrió su boca.

»Cuando lo arrestaron,
no lo trataron con justicia.
Nadie lo defendió ni se preocupó por él;
y al final, por culpa de nuestros pecados,
le quitaron la vida.
El fiel servidor de Dios
murió entre criminales
y fue enterrado con los malvados,
aunque nunca cometió ningún crimen
ni jamás engañó a nadie.

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