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19 Ninguno se detiene a pensar
    y no cuentan con el conocimiento
    o entendimiento necesario para decir:
«La mitad del árbol la quemé en el fuego
    y horneé pan sobre ella,
    asé carne y me la comí.
¿Cómo es que hago con el resto
    algo tan despreciable?
¿Cómo es que me estoy inclinando
    ante un pedazo de madera?»
20 Es como alimentarse de cenizas.
    Su mente trastornada lo ha llevado a desviarse.
No se puede salvar a sí mismo, ni dirá:
    «Lo que tengo en mi mano es un fraude».

El Señor ayudará a Israel

21 «Recuerda todo esto, Jacob,
    porque tú eres mi siervo, Israel.
Yo te hice, tú eres mi siervo.
    Israel, nunca te echaré al olvido.

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