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Aquel hombre será como un escondedero contra el viento y como un refugio contra la tempestad. Será como corrientes de aguas en tierra de sequedad, como la sombra de un gran peñasco en una tierra sedienta. Entonces no se cerrarán los ojos de los que ven, y los oídos de los que oyen estarán atentos. El corazón de los imprudentes entenderá para comprender, y la lengua de los tartamudos hablará con fluidez y claridad.

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