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Entonces por fin el propio Señor Todopoderoso será su corona de gloria, la diadema de belleza para los que queden de su pueblo. El Señor dará a sus jueces anhelo de justicia y a sus soldados gran valor para que peleen hasta el último hombre defendiendo sus puertas. ¡Pero hoy está gobernada por borrachos! Sus sacerdotes y profetas vacilan y se tambalean, cometiendo estupideces y errores.

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