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Se han marchitado los campos de Hesbón,
    lo mismo que las vides de Sibma.
Los gobernantes de las naciones
    han pisoteado los viñedos más selectos,
los que llegaban hasta Jazer
    y se extendían hacia el desierto.
Sus sarmientos se extendían
    y llegaban hasta el mar.
Por eso lloro, como llora Jazer,
    por los viñedos de Sibma.
¡Y a vosotras, ciudades de Hesbón y de Elalé,
    os empapo con mis lágrimas!
Se han acallado los gritos de alegría
    por tu fruto maduro y tus cosechas.
10 Ya no hay en los huertos alegría ni regocijo.
Nadie canta ni grita en los viñedos,
    nadie pisa la uva en los lagares;
    yo le puse fin al clamor en la vendimia.

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