Add parallel Print Page Options

que sin parar golpeaba furiosamente a las naciones;
    oprimiendo a las naciones con enojo,
    persiguiéndolas sin parar.
Ahora toda la tierra descansa y está tranquila;
    la gente comienza a celebrar.
Hasta los pinos y los cedros del Líbano
    se alegran de tu derrota, pues:
«Desde que tú has caído,
    nadie ha venido a talarnos».

Read full chapter