Así fue con Abraham: «Creyó a Dios y esto se le tomó en cuenta como justicia».[a]

Por lo tanto, sepan que los verdaderos hijos de Abraham son aquellos que viven por la fe. En efecto, la Escritura, habiendo previsto que Dios justificaría por la fe a las naciones, anunció de antemano el evangelio a Abraham: «Por medio de ti serán bendecidas todas las naciones».[b] Así que los que viven por la fe son bendecidos junto con Abraham, el hombre de fe.

10 Todos los que dependen de las obras que demanda la Ley están bajo maldición, porque está escrito: «Maldito sea quien no practique fielmente todo lo que está escrito en el libro de la Ley».[c] 11 Ahora bien, es evidente que por la Ley nadie es justificado delante de Dios, porque «el justo vivirá por la fe».[d] 12 La Ley no se basa en la fe; por el contrario, «quien practique estas cosas vivirá por ellas».[e] 13 Cristo nos rescató de la maldición de la Ley al hacerse maldición por nosotros, pues está escrito: «Maldito todo el que es colgado de un madero».[f] 14 Así sucedió para que, por medio de Cristo Jesús, la bendición prometida a Abraham llegara a las naciones, y para que por la fe recibiéramos el Espíritu según la promesa.

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Dios reconoció a Abraham como justo por su fe

Así también, Abraham creyó a Dios, y Dios le tuvo esto en cuenta y lo reconoció como justo. Por lo tanto, ustedes deben saber que los verdaderos descendientes de Abraham son los que tienen fe. La Escritura, viendo de antemano que también entre los no judíos iba Dios a reconocer como justos a los que tuvieran fe, había anunciado a Abraham esta buena noticia: «Todas las naciones serán bendecidas por medio de ti.» De manera que los que creen son bendecidos junto con Abraham, que también creyó.

10 Quienes ponen su confianza en la ley están bajo maldición, porque la Escritura dice: «Maldito sea el que no cumple fielmente todo lo que está escrito en el libro de la ley.» 11 Por tanto, está claro que nadie es reconocido como justo en virtud de la ley; pues la Escritura dice: «El justo por la fe vivirá.» 12 Pero la ley no se basa en la fe, sino que dice: «El que cumpla la ley, vivirá por ella.»

13 Cristo nos rescató de la maldición de la ley haciéndose maldición por causa nuestra, porque la Escritura dice: «Maldito todo el que muere colgado de un madero.» 14 Esto sucedió para que la bendición que Dios prometió a Abraham alcance también, por medio de Cristo Jesús, a los no judíos; y para que por medio de la fe recibamos todos el Espíritu que Dios ha prometido.

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