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28 Entonces Isaac llamó a Jacob, lo bendijo y le ordenó:

―No te cases con ninguna mujer de aquí de Canaán. Debes ir inmediatamente a Padán Aram, a la casa de tu abuelo Betuel, el padre de tu madre, para que te cases con alguna de las hijas de tu tío Labán. Que el Dios Todopoderoso te bendiga y te dé muchos hijos; que llegues a ser una nación compuesta de muchas tribus.

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