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15 Cuando se le acabó el agua del recipiente de cuero, Agar bajó al niño y lo puso debajo de un arbusto. 16 Se fue y se sentó a cierta distancia, aproximadamente la distancia de un tiro de flecha, porque ella pedía: «No me dejes ver la muerte de mi hijo». Se sentó a esa distancia y comenzó a llorar.

17 Pero Dios escuchó la voz del niño, y el ángel de Dios bajó desde el cielo. Él le dijo: «Agar, ¿qué te pasa? No te asustes, Dios ha escuchado el llanto del niño.

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