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Habitantes del país, ha llegado el desastre.
    Ya llegó la hora, el día está cerca.
Se armó la guerra,
    no es sonido de cosecha
    el que se oye en las montañas.
Pronto derramaré mi furia contra ti
    y descargaré mi enojo contra ti.
Te juzgaré por tu conducta
    y te pediré cuentas por tus acciones abominables.
Al verlos así, no los salvaré
    ni les tendré compasión.
Te daré tu merecido
    y te pudrirás por tus horribles actos
de manera que sabrás que yo,
    el SEÑOR, te herí.

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