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por tanto, vivo Yo’, declara el Señor Dios, ‘que a sangre te entregaré y la sangre te perseguirá. Ya que no has odiado el derramamiento de sangre(A), la sangre te perseguirá. Haré del monte Seir un desierto y una desolación, y cortaré de él al que vaya y al que venga. Y llenaré sus montes de sus muertos. En tus colinas y en tus valles y en todas tus barrancas caerán los muertos a espada(B).

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