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Y cuando el centinela ve que los ejércitos enemigos se acercan al país, toca la trompeta y previene a la gente. Si alguien escucha el toque de trompeta y no le hace caso, y los enemigos llegan y lo matan, el culpable de su muerte es él mismo, porque oyó el toque de trompeta pero no hizo caso; es culpable de su muerte, porque, si hubiera hecho caso, habría salvado su vida.

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