Add parallel Print Page Options

Señal de la olla

24 El 15 de enero,[a] durante el noveno año de cautividad del rey Joaquín, recibí este mensaje del Señor: «Hijo de hombre, anota la fecha de hoy, porque en este preciso día el rey de Babilonia comenzará el ataque contra Jerusalén. Luego transmíteles a esos rebeldes, mediante una ilustración, este mensaje de parte del Señor Soberano:

»“Pon una olla al fuego
    y échale un poco de agua.
Llénala con trozos selectos de carne:
    de cadera, de lomo
    y de los cortes más tiernos.
Usa solo las mejores ovejas del rebaño
    y amontona leña en el fuego, debajo de la olla.
Hierve el contenido de la olla,
    y cocina los huesos junto con la carne.

»”Ahora bien, esto dice el Señor Soberano:
¡qué aflicción le espera a Jerusalén,
    ciudad de asesinos!
Ella es una olla de cocina
    cuya corrupción no puede limpiarse.
Saca los trozos de carne al azar,
    porque ningún pedazo es mejor que otro.
Pues la sangre de sus homicidios
    quedó salpicada en las rocas.
¡Ni siquiera se derramó en el suelo
    donde el polvo podría cubrirla!
Así que yo salpicaré su sangre en una roca
    para que todos vean
una expresión de mi enojo
    y mi venganza contra ella.

»”Esto dice el Señor Soberano:
¡Qué aflicción le espera a Jerusalén,
    ciudad de asesinos!
    Yo mismo amontonaré leña debajo de ella.
10 ¡Sí, échale más leña!
    Que ardan las llamas para que hierva la olla.
Cocina la carne con muchas especias
    y después quema los huesos.
11 Luego deja la olla vacía sobre los carbones encendidos.
    ¡Que se caliente al rojo vivo!
    Que se quemen la inmundicia y la corrupción.
12 Pero es un caso perdido;
    la corrupción no puede limpiarse.
    Así que échala al fuego.
13 Tu impureza es tu lascivia
    y la corrupción fruto de tu idolatría.
Yo traté de limpiarte,
    pero tú te negaste.
Ahora quedarás en tu inmundicia
    hasta que sacie mi furia contra ti”.

14 »¡Yo, el Señor, he hablado! Ha llegado la hora y no me contendré. No cambiaré de parecer ni tendré compasión de ti. Serás juzgada por tus acciones perversas, dice el Señor Soberano».

Muerte de la esposa de Ezequiel

15 Luego recibí este mensaje del Señor: 16 «Hijo de hombre, de un solo golpe te quitaré tu tesoro más querido; sin embargo, no debes expresar ningún dolor ante su muerte. No llores; que no haya lágrimas. 17 Gime en silencio, pero sin que haya lamentos junto a su tumba. No te descubras la cabeza ni te quites las sandalias. No cumplas con los ritos acostumbrados en el tiempo de duelo ni aceptes la comida de los amigos que se acerquen a consolarte».

18 Así que, por la mañana, anuncié ese mensaje al pueblo y por la tarde mi esposa murió. A la mañana siguiente hice todo lo que se me indicó. 19 Entonces la gente me preguntó: «¿Qué significa todo esto? ¿Qué tratas de decirnos?».

20 Así que les contesté: «Recibí un mensaje del Señor, 21 quien me dijo que se lo transmitiera a los israelitas. Esto dice el Señor Soberano: “Contaminaré mi templo, que es fuente de seguridad y orgullo para ustedes, el lugar en el que se deleita su corazón. Los hijos y las hijas que dejaron en Judá serán masacrados a espada. 22 Entonces ustedes harán lo mismo que hizo Ezequiel. No harán duelo en público ni se consolarán entre ustedes comiendo lo que les traigan sus amigos. 23 Se dejarán la cabeza cubierta y no se quitarán las sandalias. No harán luto ni llorarán, pero se consumirán a causa de sus pecados. Gemirán entre ustedes mismos por todo el mal que hicieron. 24 Ezequiel les sirve de ejemplo; ustedes harán lo mismo que él. Y cuando llegue ese tiempo, sabrán que yo soy el Señor Soberano”».

25 Luego el Señor me dijo: «Hijo de hombre, el día que les quite su fortaleza—su alegría y su gloria, el deseo de su corazón, su tesoro más querido—también les quitaré a sus hijos e hijas. 26 Ese día, un sobreviviente llegará desde Jerusalén a Babilonia para contarte lo que sucedió. 27 Cuando llegue, enseguida recuperarás la voz para que hables con él y serás un símbolo para los de este pueblo. Entonces ellos sabrán que yo soy el Señor».

Footnotes

  1. 24:1 En hebreo El décimo día del décimo mes, del antiguo calendario lunar hebreo. Este suceso ocurrió el 15 de enero del 588 a. C.; ver también nota en 1:1.

Parábola de la olla hirviente

24 Vino a mí palabra de Jehová en el año noveno, en el mes décimo, a los diez días del mes, diciendo: Hijo de hombre, escribe la fecha de este día; el rey de Babilonia puso sitio a Jerusalén(A) este mismo día. Y habla por parábola a la casa rebelde, y diles: Así ha dicho Jehová el Señor: Pon una olla, ponla, y echa también en ella agua; junta sus piezas de carne en ella; todas buenas piezas, pierna y espalda; llénala de huesos escogidos. Toma una oveja escogida, y también enciende los huesos debajo de ella; haz que hierva bien; cuece también sus huesos dentro de ella.

Pues así ha dicho Jehová el Señor: ¡Ay de la ciudad de sangres, de la olla herrumbrosa cuya herrumbre no ha sido quitada! Por sus piezas, por sus piezas sácala, sin echar suerte sobre ella. Porque su sangre está en medio de ella; sobre una piedra alisada la ha derramado; no la derramó sobre la tierra para que fuese cubierta con polvo. Habiendo, pues, hecho subir la ira para hacer venganza, yo pondré su sangre sobre la dura piedra, para que no sea cubierta. Por tanto, así ha dicho Jehová el Señor: ¡Ay de la ciudad de sangres! Pues también haré yo gran hoguera, 10 multiplicando la leña, y encendiendo el fuego para consumir la carne y hacer la salsa; y los huesos serán quemados. 11 Asentando después la olla vacía sobre sus brasas, para que se caldee, y se queme su fondo, y se funda en ella su suciedad, y se consuma su herrumbre. 12 En vano se cansó, y no salió de ella su mucha herrumbre. Solo en fuego será su herrumbre consumida. 13 En tu inmunda lujuria padecerás, porque te limpié, y tú no te limpiaste de tu inmundicia; nunca más te limpiarás, hasta que yo sacie mi ira sobre ti. 14 Yo Jehová he hablado; vendrá, y yo lo haré. No me volveré atrás, ni tendré misericordia, ni me arrepentiré; según tus caminos y tus obras te juzgarán, dice Jehová el Señor.

Muerte de la esposa de Ezequiel

15 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo: 16 Hijo de hombre, he aquí que yo te quito de golpe el deleite de tus ojos; no endeches, ni llores, ni corran tus lágrimas. 17 Reprime el suspirar, no hagas luto de mortuorios; ata tu turbante sobre ti, y pon tus zapatos en tus pies, y no te cubras con rebozo, ni comas pan de enlutados. 18 Hablé al pueblo por la mañana, y a la tarde murió mi mujer; y a la mañana hice como me fue mandado.

19 Y me dijo el pueblo: ¿No nos enseñarás qué significan para nosotros estas cosas que haces? 20 Y yo les dije: La palabra de Jehová vino a mí, diciendo: 21 Di a la casa de Israel: Así ha dicho Jehová el Señor: He aquí yo profano mi santuario, la gloria de vuestro poderío, el deseo de vuestros ojos y el deleite de vuestra alma; y vuestros hijos y vuestras hijas que dejasteis caerán a espada. 22 Y haréis de la manera que yo hice; no os cubriréis con rebozo, ni comeréis pan de hombres en luto. 23 Vuestros turbantes estarán sobre vuestras cabezas, y vuestros zapatos en vuestros pies; no endecharéis ni lloraréis, sino que os consumiréis a causa de vuestras maldades, y gemiréis unos con otros. 24 Ezequiel, pues, os será por señal; según todas las cosas que él hizo, haréis; cuando esto ocurra, entonces sabréis que yo soy Jehová el Señor.

25 Y tú, hijo de hombre, el día que yo arrebate a ellos su fortaleza, el gozo de su gloria, el deleite de sus ojos y el anhelo de sus almas, y también sus hijos y sus hijas, 26 ese día vendrá a ti uno que haya escapado para traer las noticias. 27 En aquel día se abrirá tu boca para hablar con el fugitivo, y hablarás, y no estarás más mudo; y les serás por señal, y sabrán que yo soy Jehová.