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Y los querubines estaban a la mano derecha de la casa cuando este varón entró; y la nube llenaba el atrio de adentro. Entonces la gloria de Jehová se elevó de encima del querubín al umbral de la puerta; y la casa fue llena de la nube, y el atrio se llenó del resplandor de la gloria de Jehová.

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En el momento en que el hombre entró, los querubines estaban en la parte sur del Templo y una nube llenaba el atrio interior. Entonces la gloria del Señor, que estaba sobre los querubines, se elevó y se dirigió hacia el umbral del Templo. La nube llenó el Templo, y el atrio se llenó del resplandor de la gloria del Señor.

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18 Entonces la gloria de Jehová se elevó de encima del umbral de la casa, y se puso sobre los querubines. 19 Y alzando los querubines sus alas, se levantaron de la tierra delante de mis ojos; cuando ellos salieron, también las ruedas se alzaron al lado de ellos; y se pararon a la entrada de la puerta oriental de la casa de Jehová, y la gloria del Dios de Israel estaba por encima sobre ellos.

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18 La gloria del Señor se elevó por encima del umbral del Templo y se detuvo sobre los querubines. 19 Y mientras yo miraba, los querubines desplegaron sus alas y se elevaron del suelo y, junto con las ruedas, salieron y se detuvieron en la puerta oriental del Templo del Señor. La gloria del Dios de Israel estaba por encima de ellos.

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22 Después alzaron los querubines sus alas, y las ruedas en pos de ellos; y la gloria del Dios de Israel estaba sobre ellos. 23 Y la gloria de Jehová se elevó de en medio de la ciudad, y se puso sobre el monte que está al oriente de la ciudad.(A)

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La gloria del Señor abandona Jerusalén

22 Los querubines desplegaron sus alas. Las ruedas estaban junto a ellos y la gloria del Dios de Israel estaba por encima de ellos. 23 La gloria del Señor se elevó de en medio de la ciudad y se detuvo sobre la montaña que está al oriente de Jerusalén.

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