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Dios nombra a Ezequiel como guardia

(Ez 3:16-21)

33 El SEÑOR me dijo: «Hijo de hombre, háblale a tu pueblo y dile: “Cuando traigo al enemigo contra una nación, el pueblo nombra a uno de los suyos para que haga guardia. Si este ve que el enemigo se acerca, toca la trompeta para advertir al pueblo. Si alguien oye la advertencia de la trompeta y la ignora, entonces será responsable de su propia muerte cuando venga el enemigo porque oyó el sonido de advertencia de la trompeta pero la ignoró, así que es su culpa. Si un guardia ve al enemigo que se acerca pero no toca la trompeta para advertir al pueblo, entonces el enemigo vendrá y los matará. Ellos morirán por sus pecados, pero el guardia será responsable de que hayan muerto”.

»Pues a ti, hombre, te he puesto como guardián del pueblo de Israel. Así que cuando oigas un mensaje de parte mía, debes advertirles. Es posible que te diga que le avises al perverso: Perverso, ciertamente morirás. Si no hablas con él y le adviertes que cambie su conducta, entonces morirá por su pecado, pero a ti te haré responsable de su muerte. En cambio, si le adviertes que cambie su conducta y que se vuelva a Dios, y no lo hace, entonces morirá por su pecado, pero tú te habrás salvado.

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El deber del atalaya

(Ez. 3.16-21)

33 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo: Hijo de hombre, habla a los hijos de tu pueblo, y diles: Cuando trajere yo espada sobre la tierra, y el pueblo de la tierra tomare un hombre de su territorio y lo pusiere por atalaya, y él viere venir la espada sobre la tierra, y tocare trompeta y avisare al pueblo, cualquiera que oyere el sonido de la trompeta y no se apercibiere, y viniendo la espada lo hiriere, su sangre será sobre su cabeza. El sonido de la trompeta oyó, y no se apercibió; su sangre será sobre él; mas el que se apercibiere librará su vida. Pero si el atalaya viere venir la espada y no tocare la trompeta, y el pueblo no se apercibiere, y viniendo la espada, hiriere de él a alguno, este fue tomado por causa de su pecado, pero demandaré su sangre de mano del atalaya.

A ti, pues, hijo de hombre, te he puesto por atalaya a la casa de Israel, y oirás la palabra de mi boca, y los amonestarás de mi parte. Cuando yo dijere al impío: Impío, de cierto morirás; si tú no hablares para que se guarde el impío de su camino, el impío morirá por su pecado, pero su sangre yo la demandaré de tu mano. Y si tú avisares al impío de su camino para que se aparte de él, y él no se apartare de su camino, él morirá por su pecado, pero tú libraste tu vida.

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