Add parallel Print Page Options

Jegay, que era el encargado de la casa de las mujeres del rey, quedó muy bien impresionado con ella, e hizo todo lo posible por hacerla feliz. Ordenó que le sirvieran comidas especiales, y la favoreció en los tratamientos de belleza, y puso a su servicio a siete esclavas selectas del palacio, y le dio el aposento más lujoso de la casa.

10 Ester no le había dicho a nadie que era judía, porque Mardoqueo le había aconsejado que no lo hiciera. 11 Todos los días, Mardoqueo se paseaba por el frente de la casa donde estaban las mujeres, para averiguar cómo estaba Ester y cómo la trataban.

Read full chapter