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Es mejor ser criticado por un hombre sabio,
    que ser alabado por alguien falto de entendimiento.
La risa de los tontos es como
    el crepitar de la leña que se quema en el fogón,
    y tampoco tiene sentido.

Hasta un hombre sabio se olvidará de su sabiduría si alguien le paga un buen dinero.
    Ese dinero corrompe su entendimiento.

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