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El que observa el viento no sembrará, y el que se queda mirando las nubes no segará.

Como tú no comprendes cómo entra el espíritu a los huesos en el vientre de la mujer encinta, así no comprenderás la obra de Dios quien hace todas las cosas.

En la mañana siembra tu semilla y por la tarde no dejes reposar tu mano; porque tú no sabes cuál será mejor, si esto o lo otro, o si ambas cosas son igualmente buenas.

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