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Oración por Israel

36 Sálvanos, Dios del universo,
y haz que todas las naciones te teman;
amenaza al pueblo extranjero
para que experimente tu fuerza.
Tú nos castigaste para mostrarles a ellos tu santidad;
castígalos también a ellos y muéstranos así tu gloria,
para que reconozcan, como reconocemos nosotros,
que no hay Dios fuera de ti.
Renueva tus prodigios, repite tus maravillas,
muestra tu gloria y el poder de tu brazo.
Haz que se encienda tu ira, y descarga tu enojo,
y humilla y dispersa a nuestros enemigos.
Haz que llegue pronto el momento señalado,
pues nadie puede pedirte cuentas de lo que haces.
Destroza al jefe de los enemigos,
que dice: «No hay nadie igual a mí.»
10 Reúne a todas las tribus de Jacob,
para que se establezcan en su tierra como antiguamente.
11 Ten piedad del pueblo que lleva tu nombre,
de Israel, a quien escogiste como a un primer hijo.
12 Ten piedad de tu santa ciudad,
de Jerusalén, el lugar donde tú vives.
13 Llena a Sión de tu majestad,
llena tu templo con tu gloria.
14 Son las primeras cosas que creaste; muéstrate a favor de ellas
y haz que se cumplan las profecías dichas en tu nombre.
15 Da el premio a los que esperan en ti,
demuestra que tus profetas dijeron la verdad.
16 Escucha las oraciones de tus siervos,
según el amor que tienes a tu pueblo,
17 y que se sepa en todos los rincones de la tierra
que tú eres Dios del universo.

Hay que escoger lo mejor

18 La garganta puede pasar cualquier alimento,
pero hay unos alimentos más sabrosos que otros.
19 El paladar distingue los sabores,
y la inteligencia distingue las mentiras.
20 Una mente malvada causa sufrimientos,
pero el hombre fuerte se los devuelve.
21 La mujer acepta a cualquiera como esposo,
pero hay mujeres más bonitas que otras.
22 Ver una mujer bella es un placer,
no hay nada más agradable;
23 y si además es afable en su conversación,
su marido no tiene igual entre los hombres.
24 El que obtiene esposa comienza a hacer fortuna,
y tiene ayuda, protección y apoyo.
25 Un viñedo sin cerca es saqueado,
y un hombre sin esposa anda de un lugar a otro.
26 ¿Quién confía en una banda de gente armada
que va de ciudad en ciudad?
27 Así es el hombre que no tiene nido,
que descansa donde la noche lo sorprende.