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La gran creación de Dios

17 Del polvo de la tierra
Dios creó a todo ser humano,
y al polvo lo hace volver.
Le dio cierto tiempo de vida
y autoridad para gobernar la tierra.
Lo hizo a su propia imagen,
y le dio un poder semejante al suyo.
También hizo que pájaros y fieras
sintieran miedo ante el ser humano,
para que éste pudiera dominarlos.

5-6 Dios le dio al ser humano
la facultad de ver, probar,
oler, sentir y oír,
y la capacidad de pensar.
Le dio mucha sabiduría
para elegir entre el bien y el mal.
8-9 Lo alumbró con su propia luz
para que, al ver su gran creación,
hablara de ella a todo el mundo
10 y alabara al Dios santo
por sus grandes maravillas.

Alianza de Dios con Israel

11 Dios dio a nuestros padres
enseñanzas que dan vida y conocimiento.
12 Hizo con ellos una alianza,
y les dio a conocer sus mandamientos.
13 Con sus propios ojos vieron
el gran poder de Dios;
con sus propios oídos oyeron
el tono majestuoso de su voz.
14 Dios les ordenó no dañar a nadie,
sino tratar a todos con bondad.

Dios es justo y misericordioso

15 Dios ve todo lo que hacemos;
nada se esconde de su vista.[a]
17 A cada nación le dio un jefe,
pero nosotros los israelitas
somos su pueblo elegido.
18 Dios nos ha educado
con amor y disciplina,
como se educa a todo hijo.

19 Dios ve todo lo que hacemos
como quien ve la luz del sol.
20 No podemos ocultarle
nuestros pecados y maldades.
21 Dios, nuestro creador,
es bondadoso y nos conoce;
por eso perdona nuestras faltas
y jamás nos abandona.

22 Dios considera muy valiosa
la ayuda que se da a los pobres,
23 y un día, quienes la dan
recibirán de Dios su recompensa.
24 Dios perdona a los que se arrepienten
y consuela a los que no tienen esperanza.

Invitación a volverse a Dios

25 Vuélvete a Dios, y deja de pecar;
ora en su presencia, y no lo ofendas más.
26 Vuélvete al Dios altísimo
y rechaza por completo la maldad,
pues él condena a los malvados.
27-28 En el mundo de los muertos
nadie puede alabar a Dios;
sólo podemos alabarlo y darle gracias
los que aún seguimos con vida.

29 ¡Qué bondadoso es nuestro Dios!
¡Qué grande es su perdón
para los que se arrepienten!
30 Nadie puede tenerlo todo,
porque nadie vive para siempre.
31 Así como las nubes
tapan la brillante luz del sol,
también los malos pensamientos
oscurecen nuestra mente.
32 Dios gobierna los astros del cielo,
pero nosotros somos simples mortales.

Footnotes

  1. Eclesiástico 17:15 Algunos mss. agregan el v. 16: Desde jóvenes nos inclinamos al mal. No hemos podido hacer que se enternezca nuestro duro corazón.