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David

47 Después de Samuel vino Natán,
que fue profeta en los días de David.

Entre los israelitas Dios eligió a David,
porque era el mejor de todos.
David se divertía con leones y osos
como si jugara con corderitos.
4-5 Todavía era muy joven
cuando mató al gigante Goliat
con una piedra de su honda.
Pidió la ayuda de Dios
y humilló a ese orgulloso guerrero;
así dio la victoria a su pueblo
y restauró su fama.

6-7 Cuando David llegó a ser rey,
derrotó a sus enemigos filisteos
y a todos los pueblos vecinos.
Por eso las mujeres lo alababan
y el pueblo lo nombró rey de Israel,
pues David mató a decenas de miles.

David siempre rindió culto a Dios,
y por el gran amor que le tenía
le compuso bellas canciones.
9-10 Ordenó que en el templo
siempre se cantara de sol a sol
y se entonaran ante el altar
dulces melodías para alabar a Dios.

11 Por eso, aunque David pecó,
Dios le perdonó sus pecados
y lo llenó de gran poder;
además, hizo con él una alianza
para que siempre reinara en Israel.

Salomón

12-13 Después de David reinó Salomón,
un hijo suyo muy inteligente.
Dios le permitió gobernar en paz,
para que construyera en su honor
un templo en Jerusalén.

14 ¡Qué sabio era Salomón
a pesar de ser tan joven!
¡Era más abundante su sabiduría
que las aguas del río Nilo!
15-17 Era tanta su sabiduría,
y tantos sus proverbios y canciones,
que fue admirado por muchos;
¡su fama llenó el mundo entero!
18 Lo llamaban «amado de Dios»,
y llegó a amontonar oro y plata
como si amontonara plomo o estaño.
19 Pero tuvo una debilidad:
se dejó dominar por las mujeres.
20-21 Tan grande fue su pecado
que Dios se enojó con él;
dividió en dos su reinado,
y así castigó a sus descendientes.

22 Pero Dios nunca deja de amarnos
y siempre cumple sus promesas.
Por eso no destruyó del todo
a la familia de David,
ni hizo que desaparecieran
sus descendientes.

23 Salomón vivió muchos años,
y cuando llegó el día de su muerte
reinó en su lugar su hijo Roboam.
Pero él no tenía inteligencia,
y por su falta de sabiduría
el pueblo se volvió muy rebelde.
24-25 Después vino su hermano Jeroboam
que no es digno de ser recordado.
Por culpa de él los israelitas
cometieron toda clase de maldad.
Por eso fueron expulsados de su país.

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Natán y David

47 Después de él vino Natán,
que se presentó ante David.
David fue lo mejor de Israel,
como la grasa es lo mejor de los animales
que se ofrecen en sacrificio.
Jugaba con los leones como si fueran cabritos,
y con los osos como si fueran corderos.
Siendo un muchacho, mató al gigante
y borró la deshonra del pueblo.
Hizo girar la honda con su mano,
y destrozó el orgullo de Goliat.
Porque invocó al Dios altísimo,
el cual dio fuerzas a su brazo
para eliminar a aquel experto guerrero
y alcanzar para su pueblo el triunfo.
Por eso las muchachas le cantaban
alabándolo por los diez mil que había matado.
Una vez coronado rey, hizo la guerra
y derrotó a los enemigos de alrededor,
levantó fortalezas entre los filisteos
y destruyó su poder hasta el día de hoy.
En todo lo que hacía
daba gracias y honor al Dios altísimo.
Amó de todo corazón a su Creador,
y diariamente le cantaba salmos.
Introdujo instrumentos de cuerda para cantar ante el altar,
y estableció el canto de salmos con acompañamiento de arpas.
10 Dio esplendor a las fiestas
y ordenó las solemnidades del año,
cuando se alababa el santo nombre de Dios
con cantos en el templo, desde el alba.
11 Así también el Señor le perdonó su culpa
y le concedió poder eterno,
le dio el derecho de ser rey
y estableció en Jerusalén su trono.

Salomón

12 Gracias a David, el sabio hijo que le sucedió
vivió con tranquilidad.
13 Salomón fue rey en tiempos tranquilos,
y Dios le dio paz con sus vecinos;
él fue quien levantó un templo al Señor
y construyó un santuario para siempre.
14 ¡Qué sabio eras, Salomón, en tu juventud:
tus enseñanzas se desbordaban como el Nilo!
15 Llenaste la tierra con tu ciencia
y el cielo con tus cantos de alabanza.
16 Tu fama llegó hasta regiones muy lejanas,
y por ser pacífico te hiciste querer.
17 Con tus cantos, proverbios, enigmas y sentencias
dejaste pasmados a los pueblos.
18 Te llamaron «Amado del Señor»,
el glorioso nombre que se dio a Israel.
Amontonaste oro como hierro
e hiciste la plata tan abundante como el plomo.
19 Pero te entregaste a las mujeres
y les diste dominio sobre tu cuerpo.
20 Echaste una mancha sobre tu honor
deshonrando tu lecho conyugal,
y atrajiste el castigo sobre tus descendientes
y la desgracia sobre tu familia.
21 Así la nación se dividió en dos partes,
y Efraín se convirtió en un reino rebelde.
22 Sin embargo, Dios no retira su amor
ni deja de cumplir lo que promete.
Por eso no aniquiló a los hijos de sus elegidos
ni destruyó la descendencia de los que amaba,
sino que a Jacob le dejó un resto,
y un retoño a la descendencia de David.
23 Salomón murió de mucha edad,
dejando como sucesor un hijo
rico en necedad y pobre de juicio:
Roboam, que con su mal consejo
llevó al pueblo al desenfreno.
24 Y luego vino Jeroboam, hijo de Nabat
(que nadie se acuerde de él),
quien pecó e hizo pecar a Israel,
haciendo caer a la gente de Efraín
hasta que fueron expulsados de su tierra.

Elías

25 El pecado de ellos fue muy grande,
y se entregaron a toda clase de maldad,