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11 Y me dijo:

«Tú, Daniel, eres muy amado. Ponte de pie y presta atención a lo que voy a decirte, porque he sido enviado a ti.»

Mientras aquel hombre me decía esto, yo me puse en pie, aunque tembloroso. 12 Entonces aquel hombre me dijo:

«No tengas miedo, Daniel, porque tus palabras fueron oídas desde el primer día en que dispusiste tu corazón a entender y a humillarte en la presencia de tu Dios. Precisamente por causa de tus palabras he venido. 13 El príncipe del reino de Persia se me enfrentó durante veintiún días, pero Miguel,(A) que es uno de los príncipes más importantes, vino en mi ayuda, y me quedé allí, con los reyes de Persia.

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